Por fin hemos podido conocer las esperadas conclusiones del abogado general del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) sobre el IRPH de las hipotecas, que abre la penúltima puerta a las reclamaciones en defensa de los intereses de los afectados y hace temblar los cimientos de la banca española. Otra vez.
Enmendando de nuevo la doctrina de nuestro Tribunal Supremo, el abogado general del TJUE ha concluido que el Índice de Referencia Préstamos Hipotecarios (IRPH) no tiene que considerarse un índice transparente simplemente por tratarse de índice oficial y, por tanto, los jueces nacionales podrían valorar su eventual abusividad. Es decir, insiste en que esta cláusula ha de sujetarse al control de transparencia de los juzgados, al igual que ha ocurrido en los pasados años con las cláusulas suelo.
Si bien sus conclusiones no son vinculantes, históricamente han influido en el sentido de las decisiones del TJUE. Su confirmación supondría una nueva esperanza para los afectados por el IRPH y, de nuevo, un importante varapalo para la Banca Española debido al sustancial impacto que supondría el coste del IRPH en los balances de las entidades.
Las consecuencias de una sentencia favorable a los consumidores podrían tener una repercusión económica para las entidades financieras de unos 25.000 millones de euros en los cálculos más optimistas, 44.000 en los peores. Pero, además del coste económico que conllevaría, sería otro golpe para los bancos españoles que sufren desde hace años las decisiones judiciales sobre sus consideradas prácticas abusivas.
De todos modos, los más de 30.000 afectados en Galicia tendrán que esperar a la resolución del alto Tribunal Europeo, quien tendrá la última palabra sobre el índice IRPH, y cuyo fallo se espera para finales de este año. Aunque falle a favor de la Banca, son demasiadas las dudas que se han generado en los últimos tiempos sobre las entidades españolas financieras que han terminado en batallas judiciales que han ganado los consumidores. Y no hablamos de miles, se cuentan por millones los afectados.
Carlos Tomé Santiago