Según los últimos datos del informe de criminalidad del Ministerio del Interior, entre enero y septiembre de 2023, la cibercriminalidad ha sumado un total de 375.506 infracciones penales, y del total, el 90,4% responden a estafas informáticas con un incremento del 22,8% sobre el mismo periodo del año anterior.
Por eso, resulta esencial tener una mínima información sobre estas cuestiones, cuando en la mayoría de los casos que terminan en los despachos de abogados, la mecánica de la estafa a los clientes es siempre similar.
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¿Cuáles son las estafas más frecuentes de internet?
En primer lugar, hay clientes que acaban depositando sus fondos en chiringuitos financieros, que ofrecen servicios de inversión o financiación sin estar autorizados, dado que actúan al margen de la ley y sus víctimas carecen de protección. Por eso siempre hay que comprobar inicialmente que la entidad está autorizada para prestar los servicios financieros que ofrece, para lo que se puede solicitar información a la Comisión Nacional del Mercado de Valores o al Banco de España.
En otros casos, los clientes se ven implicados en la estafa de “recovery room”, por la que determinadas entidades ofrecen gestionar la recuperación de pérdidas por estafas anteriores, intentando incluso que el cliente vuelva a invertir dinero. En estos supuestos nunca se debe hacer un pago adelantado para este servicio para no volver a caer en un fraude, y hay que desconfiar en todo caso si el contacto se hace en nombre de la CNMV.
En cuanto a las cuentas de trading ligadas a cursos de formación, son actividades en las que se exige pagar por adelantado un curso para aprender a operar en mercados de valores, y en muchas ocasiones se trata de otra estafa online. En estos supuestos, los cursos y la apertura de las referidas cuentas no entran dentro del ámbito de supervisión de la CNMV, por lo que pueden ser más complicado obtener información fiable.
En las estafas piramidales o esquema Ponzi, se atrae a inversores con promesas de altas rentabilidades muy por encima de la media del mercado financiero. Normalmente ocurre que el dinero aportado no se invierte o se invierte solo en parte, de lo que deriva la estafa al cliente. En ocasiones sólo los primero clientes del chiringuito financiero obtienen beneficios utilizando para ello el dinero de los nuevos inversores. En estos casos hay que desconfiar de principio del reclamo principal relativo a las rentabilidades demasiado altas con respecto a las que ofrece el mercado, por lo que hay que fiarse de las recomendaciones personalizadas de inversión de profesionales o entidades autorizadas para ello.
Los fraudes con criptoactivos derivan de publicidades agresiva a través de muchos canales (RRSS, anuncios en páginas web, etc.), y por supuesto con promesas de grandes rentabilidades, y con información sesgada y muy poco clara para los clientes. Como en otros casos, hay que desconfiar de promesas de grandes ganancias en poco tiempo e intentar comprobar si la empresa figura en la lista negra de advertencias. Además, los criptoactivos quedan fuera de la protección que ofrecen las normas vigentes sobre servicios financieros.
Y, por supuesto, existen otros numerosos fraudes en redes sociales, en las que se vierte información engañosa en Telegram, TikTok, Instagram, X, Facebook a través de perfiles falsos Sobre todo, se recomiendo precaución con los denominados “finfluencers” (influencersfinancieros), que pueden recomendar estrategias de inversión que posteriormente se convierten en auténticas estafas, por lo que hay que asegurarse de verificar la fuente de cualquier información sobre inversiones que se encuentra en Internet.
Sin olvidarnos del Phishing o robo de identidad que ya habíamos visto anteriormente con más detalle.
¿Y qué precauciones debemos adoptar ante estas estafas?
En un principio, siempre debemos desconfiar de ofertas atractivas que dan dinero o criptos de modo sencillo y a cambio de no mover un dedo. Por otro lado, nunca debemos facilitar datos personales o tu número de cuenta a desconocidos en redes sociales, ni pinchar enlaces raros ni respondas a mensajes sospechosos.
Y no es complicado comprobar que la entidad financiera figura en los registros de la CNMV o del Banco de España, lo que podría alertar de la inversión en entidades desconocidas, sobre todo si se trata de entidades en países extranjeros y lejanos. Y debemos desconfiar totalmente de personas o empresas que intentan hacerse pasar por la CNMV, haciendo recomendaciones o vendiendo productos de inversión, y de entidades con datos de contacto incompletos o con números de móvil cuyo prefijo no es español que prometen grandes rentabilidades sin riesgo.
¿Qué hacer cuándo hemos sido víctimas de una estafa?
En tales casos, hay que denunciar inmediatamente los hechos ante las autoridades policiales, ya que se trata de delitos perseguibles y penados por la Ley. Normalmente es el único modo de intentar obtener datos concretos de las personas o entidades que cometieron los hechos delictivos, aunque en ocasiones son de difícil persecución por hallarse en países extranjeros con los que España carece de convenios de colaboración penal.
En todo caso, esas denuncias pueden servir de base para otras reclamaciones contra aseguradoras o bancos en los casos en que no hubiesen protegido debidamente los fondos de sus clientes permitiendo el acceso de terceros no autorizados.
Si necesita ayuda, no dude en contactarnos.